Además de por la evolución concreta de la lucha de clases en Europa desde la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad, la tectónica de placas que subyace al proceso económico y político estructurado en la Unión Europea, está condicionado por una serie de fuerzas, movimientos, lógicas y leyes que rigen el proceso de acumulación de capital como:
1.- La ley del valor.
2.- La explotación de la clase trabajadora por la clase capitalista.
3.- La competencia entre capitalistas y la voraz rapiña imperialista generadora de innumerables crisis alimentarias, hídricas, energéticas…, saqueadora de recursos y explotadora de la clase trabajadora mundial.
4.- La concentración y centralización del capital.
5.- La creciente proletarización y asalarización así como la formación de un grueso de trabajadores desempleados cada vez más grande que sirva como ejército de reserva y como población sobrante desde el punto de vista de la rentabilidad del capital.
6.- La tendencia hacia el decrecimiento de la tasa de ganancia capitalista. Por tanto, el socavamiento del propio proceso de acumulación capitalista, cuyo relanzamiento a través de las crisis se basa fundamentalmente en la ingente destrucción de las fuerzas productivas de la humanidad: la liquidación o inutilización de la capacidad tecnológica para la producción y, por supuesto, la desvalorización de la fuerza de trabajo así como su depauperización y hasta la aniquilación física de la población «sobrante» a través del paro, los recortes en derechos sociales, la pobreza, el hambre o la guerra si se viese necesaria.